Some people want to lay in beaches in the caribbean...

Y aquí estoy de regreso. Hace mucho que no escribía, de hecho desde lo de la no-letal-influenza, pero ahora que estoy de vacaciones trataré de hacerlo más seguido. Y pues, estas son las noticias de la semana.

1.-Me voy a Chicago en agosto, y asistiré a un show mágico-musical en donde tocarán muchas bandas, todas bien bonitas. Tool, Depeche Mode, Jane´s Addiction...
2.-Para pagar dicho viaje, tendré que trabajar arduamente, recogiendo propinas, juntando latas, lavando coches, vendiendo drogas, regando jardines o podando árboles.
3.-Necesito sacar un nuevo pasaporte porque el anterior está irreconocible. Échale más leña al fuego. Otros 2000 grandes.

Y bueno, hace rato, mientras estaba en la estación del metro, vi el anuncio de un producto para el cabello en una de esas tiendas naturistas todas chacalas que sólo se encuentran en las estaciones de metro, pues. Bueno, a menos que vayan al Pasaje Catedral (esas tiendas si son raras, ¿que clase de tienda atrae a su clientela con un pez diablo?).
Dicho cartel anunciaba un gel para lograr "peinados refinados tipo ejecutivo" (¿y esos como son que?), y el dibujito era una pirámide con una cabeza de un ¿maya? en la punta.
El cartel rezaba así:

"NO TE QUEDES PELÓN. USA GEL DARK PUNK MAYA"

Supongo que ya lo habrán visto.
Bueno, parece ser que no voy a ninguna parte con ésto, pero lo que quería decir, es que el dibujo estaba horrible, y pues un recuerdo llegó a mi memoria...

A mi me gusta mucho dibujar. Ya casi no lo hago, pues cuando tengo tiempo libre me dan ganas de hacer otras cosas. Pero es una actividad que realmente disfrutaba en el pasado.

Cuando era pequeña, cualquier tipo de papel era oro molido para mí. Si un cuaderno de la escuela tenía hojas blancas al final del curso, lo aprovechaba de todas las maneras posibles.
No dejaba ni un espacio libre, todos los cuadernos estaban llenos de bocetos.

Al ir creciendo, fui mejorando mi técnica (autodidacta obviamente), hasta poder dibujar rostros humanos. No solía hablar mucho, entonces me dedicaba a observar; guardaba los detalles más notorios de cada cosa en mi memoria. Mi facilidad para hacer retratos llamó la atención de mis compañeros de clase, quienes notaron que había muchos rostros familiares entre mis dibujos. Pues cómo fregados no, si eran ellos a los que yo había dibujado.

Muchas veces me metí en problemas, en otras hice amigos gracias a mis dibujos. Nadie se salvaba: Profesores, alumnos, personal de limpieza...todos eran obras potenciales.
Y tampoco la gente quedaba exenta de encontrar alguno que otro boceto en sus cuadernos.

La última vez que dibujé muchos rostros en el mismo día fue en la preparatoria, y he dejado de hacerlo desde entonces, tal vez es porque ahora tengo la obligada necesidad de poner atención.
Eso me entristece, ya que me gustaba mucho. Y además, ahora no tengo con quién burlarme.
PERO cuando se me presenta la oportunidad, no dudo en inmortalizar al pobre incauto que se encuentra distraído.

Eso es todo por hoy.